Ritual de sábado por la tarde
de Federico Ariel Acosta

Deseada tarde llegó,
empieza el ritual ansiado,
ese vicio sagrado
y una endiablada redonda,
son paisaje de este sueño
que a Saavedra tiene por dueño.

Cacho le canta al Polaco
un tangazo majestuoso,
y la Banda pinta en el aire
el blanco y marrón glorioso.

Sahumerios, vírgenes y un toque
le dan comienzo al evento,
y por mas que esmere mi cuento,
no hay ser capaz de imaginar
lo que siente un calamar
cuando viene a la cancha a alentar.

Obreros construyendo paredes
y el canto de la hinchada,
son la formula acertada
entre gritos y canciones
de la más grande de las emociones.

El aire se vuelve ruidoso,
la gente ya lo presiente,
un solo gol será suficiente
para poder transformar,
a esta tribuna en un carnaval
nunca jamás igualado.

Al final llegó el tan deseado,
pensé que lo había anulado
ese botón pintado de negro,
Marcelo le pegó con un fierro
y la enterró junto al palo

Ahora el final se demora,
el técnico pide la hora,
impaciente espera la gente
que termine este suplicio,
que transforma al fútbol en un vicio,
imposible de descifrar.