Así vivió la caravana Paula González de la Sierra
"Tuve la impresión que el calamar
estaba en primeras nuevamente"
Todo empezó en Crisólogo Larralde y Galván, el predio donde se desarrollan las actividades del fútbol amateur del club. La cita era a las 15, pero a los chicos y sus familias se los cito 14:30. Cuando ya estábamos todos, nos juntamos detrás de uno de los arcos para sacarnos unas fotos de recuerdo. La expectativa iba creciendo a cada segundo. Los chicos no paraban de cantar y saltar. Pasadas las 15 salimos del predio. Fuimos por Colodrero, hasta Núñez, y ahí doblamos para el bajo. Había banderas y detrás nuestro venían los coches. Todavía era temprano para imaginar lo q pasaría después. Seguimos todo derecho por Núñez, cruzamos la barrera y luego, creo si no me equivoco, doblamos en Washington hasta García del Río. Cada vez que nos acercábamos al parque la emoción era mayor, los cantitos no paraban.
Y no saben la sorpresa que me dio cuando llegamos a Pinto: ¡no podía creer la cantidad de gente que había! Impresionante. Los cantitos se hacían cada vez más fuertes. Cuando nos juntamos las dos caravanas se produjo una explosión tan grande; todo lo que estaba pasando era espectacular. Ahí empezamos a avanzar. Hubo bombas de estruendo, el coche bomba que estaba por explotar, y el "dale marrón, dale marrón" y "el que no salta es Paternal" no dejaban de sonar. Entonces empecé a tener conciencia de que éramos miles en esta marcha, aunque no tuve real dimensión de cuantos éramos hasta que llegamos a Cabildo. ¡Estábamos copando la Avenida! Una banda de gente, terrible. Era como cuando se grita un gol, pero era uno atrás de otro. Se desplegó la bandera gigante, y todos nos agarramos de algún pedacito. Y así fuimos avanzando, hasta llegar al puente. Nos frenamos para estar todos juntos y ahí se produjo uno de los mayores momentos de emoción: se empezó a cantar como locos otra vez, pero todos juntos. La adrenalina era infinita. Seguimos caminando, cruzando el puente, y en ese momento me sentía como una piquetero, je. Doblamos en Zufriategui y ahí empezamos a enfilar el tramo final hacia la cancha. Paso otra vez el coche bomba, en el cual no cabía ni un alfiler. Y así llegamos a la cancha donde la gente empezó a entrar, ya sea en la Goyeneche o en la tribuna de Liniers. Después vinieron las murgas, que agregaron todavía mas calor y calor, y el partido, donde jugaron nuestros ídolos, y donde al menos por un instante tuve la impresión que el calamar estaba en Primera nuevamente. Al hablar con mi papa y mi hermano de todo esto, hubo algo en lo que estuvimos totalmente de acuerdo: lo mejor de la fiesta fue la gente. Y sobre todo esa caravana espectacular que ni Boca hizo para su centenario. Y este fue uno de los momentos de mayor alegría, para mi y estoy segura que para todos los hinchas calamares. Un saludo muy grande para todos.
Paula G. Gonzalez de la Sierra 
Además, Paula nos mandó estas fotos
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